“Estense quietos” es el mantra de todas las aulas escolares.
Pero esto está cambiando conforme hay más evidencia de que tomar breves descansos durante el día ayuda a que los niños aprendan y estén más atentos en clase, por lo que las escuelas han adoptado cada vez más programas diseñados para promover el movimiento corporal.
“Tenemos que reconocer que los niños necesitan movimiento”, comentó Brian Gatens, superintendente de las escuelas de Emerson, Nueva Jersey. “En las escuelas a veces vamos contra la naturaleza humana al pedirle a los niños que estén quietos y callados todo el tiempo”.
“Caemos en la trampa de que si los niños están en sus escritorios con las cabezas agachadas y están callados y escribiendo, entonces están aprendiendo”, Gatens añadió. “Pero lo que hemos encontrado es que el tiempo activo necesario para vigorizar tu cerebro hace que todos esos momentos de quietud sean mejores” o más productivos.
Un reporte de 2013 de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense concluyó que los niños que son más activos “muestran más atención, tienen un procesamiento cognitivo más veloz y se desempeñan mejor en las pruebas académicas estandarizadas que los niños menos activos”. Asimismo, un estudio publicado en enero por la Universidad de Lund en Suecia muestra que a los estudiantes que tienen educación física todos los días, especialmente los varones, les va mejor en la escuela.
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